Valderrobres (Teruel). En el Castillo, hasta el 31 de agosto

Feguars pone colores a la historia

19-07-2009. El Castillo de Valderrobres fue un bastión en el empeño de la Reconquista, cuando el condado-reino que germina a la vera del río Aragón, atendido por el Reino de Pamplona, crece y se hace Corona mayor para avanzar en la Historia. A esa Historia medieval, que se proyecta hasta ahora mismo, el pintor Feguars (Joaquín Ferrer Guallar, Caspe, 1953) ha llevado mas de cincuenta pinturas, poniendo, con ellas, colores, en recintos hechos con roca transcendentes. Cuadros en los que el artista señala formas, signos, compromisos que son como el santo y seña de una realidad manifestada entre la experiencia de sus circunstancias personales y la fantasía que anida en el subconsciente y se goza buscando el horizonte de su arco iris.

En el Salón de las Chimeneas o de las Cortes, testigo de múltiples registros en el Medioevo y en la Edad Moderna, a las estancias privadas del Arzobispo, los cuadros de Feguars entonan junto a los rumores que cada piedra transmite, el acorde de una canción de esperanza; desde que Valderrobres se constituyese en fortaleza para la Reconquista, y en baluarte de una Corona que traspasaba los límites de Aragón para ser una realidad política supranacional; tiempos en los que la alta nobleza y la Iglesia fueron de la mano para restaurar un orden hispano, roto por invasores extraños. De ahí la sucesión de aconteceres; el cuadro «el Compromiso» (de Caspe, cuna del pintor) en el que figura esa escalera que procura la sucesión de pasos para mantener el hilo dinástico y trazar peldaños en el tiempo. Y Feguars lo hace con figuraciones surreales en las que el orden geométrico, y el libre albedrío de su imaginación, con los colores que descubren pálpitos de la naturaleza, describen estados de ánimo y muestran una sicodelia plena de sentido ético y estético.

Joaquín Ferrer Guallar (Feguars), se inició en la Escuela Municipal de Arte de su ciudad, y se ha curtido experimentando en los procedimientos con los que realiza un discurso en el que plasma sus propios aconteceres. Una pintura existencialista, con colores de una determinación y señales de múltiples referencias; pintura que desde hace años viene exponiendo en muestras individuales celebradas en espacios de España y Francia; ahora en el Castillo de Valderrobres, hasta el 31 de agosto.

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