Título | Y en el Coro de Babel |
Medidas | 89 x 116 cm |
Técnica | Óleo sobre lienzo. |
Basado en la canción «Peces de Ciudad» interpretada por Ana Belén. Letra de Joaquín Sabina y música de Joaquín Sabina y Pancho Varona. |
Se peinaba a lo garçon
La viajera que quiso enseñarme a besar
En la gare d’Austerlitz
Primavera de un amor
Amarillo y frugal como el sol
Del veranillo de San Martín
Hay quien dice que fui yo
El primero en olvidar
Cuando en un si bemol de Jacques Brel
Conocí a mademoiselle Amsterdam
En la fatua Nueva York
Da más sombra que los limoneros
La estatua de la libertad
Pero en Desolation Row
Las sirenas de los petroleros
No dejan reír ni volar
Y, en el coro de Babel
Desafina un español
No hay más ley que la ley del tesoro
En las minas del rey Salomón
Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel
Por mis sueños va, ligero de equipaje
Sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje
Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero
De un velero al abordaje de un, de un no te quiero querer
Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar
Al país donde los sabios se retiran
Del agravio de buscar labios que sacan de quicio
Mentiras que ganan juicios tan sumarios que envilecen
El cristal de los acuarios de los peces de ciudad
Que mordieron el anzuelo, que bucean a ras del suelo
Que no merecen nadar
El Dorado era un champú
La virtud, unos brazos en cruz
El pecado, una página web
En Comala comprendí
Que al lugar donde has sido feliz
No debieras tratar de volver
Cuando en vuelo regular
Pisé el cielo de Madrid
Me esperaba una recién casada
Que no se acordaba de mí
Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel
Por mis venas va, ligero de equipaje
Sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje
Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero
De un velero al abordaje, de un, de un liguero de mujer
Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar
Al país donde los sabios se retiran
Del agravio de buscar labios que sacan de quicio
Mentiras que ganan juicios tan sumarios que envilecen
El cristal de los acuarios de, de los peces de ciudad
Que perdieron las agallas en un banco de morralla
En una playa sin mar